05 mayo 2011

La alegría de Cantar

El cantar es, sin dudas, una de las formas clásicas de expresar alegría. Pero también pena. El canto está claramente conectado a las emociones.


Es efecto, pero también causa de nuestras emociones, se retroalimentan: Cuando estamos felices naturalmente sentimos la necesidad de cantar. Lo mismo cantar nos devuelve la alegría. Igualmente podemos estar muy contentos hasta que escuchamos una canción que nos trae recuerdos o nos sugiere ideas tristes.

Podemos entonces ya dejarnos llevar por los sentimientos e incorporar la canción, o podemos utilizar sus melodías para transformar nuestros sentimientos.

Es un buen ejercicio, que todos podemos permitirnos, el investigar, probar y comprobar cómo la canción nos afecta y cómo afectamos a la canción.

No es un ejercicio fútil: por un lado nos va a permitir establecer lazos con quienes somos, con nuestra singular humanidad, y aún fortalecerlos. El autoconocimiento mismo. Por otra parte semejante ejercicio nos abre las puertas de la percepción, e incluso ahondar en ella.

Así es: algo tan simple, tan poco valorado como cantar y escuchar, si lo permitimos, si nos ponemos a ello con seriedad puede introducirnos en algo igualmente serio e importante: el autoconocimiento y el desarrollo de la percepción.

Y no quiero dejar pasar el tema de la seriedad: uno debe ser absolutamente serio en el disfrute, tanto como en el reconocimiento del ser. De hecho, nada hay más importante en la vida que saber disfrutar y conocerse lo suficiente para permitirse ese disfrute. Viene junto con otras necesidades básicas como el respirar, hidratarse, alimentarse y refugiarse. Entre la necesidad de preservar la vida se enlaza la percepción y el disfrute. Y todas estas necesidades, incluso el placer y el auto reconocimiento, se desarrollan desde la cuna.

Sin disfrute, sin placer la vida carece de sentido. Suena duro pero veremos que es cierto: ¿Porqué queremos tener un hogar placentero y cómodo? Sin el placer, sin el disfrute lo mismo da vivir en una mansión que en una cueva. ¿para qué queremos cosas bellas, ropas agradables, comidas sabrosas, licores deliciosos? ¿Por qué nos rodeamos de personas que nos son agradables como amigos y familia? ¿Para qué asistimos a espectáculos, museos, parques, leemos libros etc.? ¿Porqué algunos buscamos incluso la trascendencia del ser?

¿Es acaso una mera cuestión de estatus, una búsqueda de la aprobación ajena? ¿O es acaso para proporcionarnos placer y disfrute en el transcurrir de nuestra vida?

Detengámonos en esta cuestión, no es banal el preguntarse el porqué de nuestra búsqueda, la motivación real de tanta fatiga y tanto esfuerzo.

Si hacemos lo que hacemos para agradar a otros, para ser considerados, para obtener la aprobación ajena, mejor no seguir leyendo. Este blogg no es para esos ojos. Una sola consideración al respecto: Nunca, jamás lograremos la completa aceptación de parte de los otros. Nunca alcanzaremos la felicidad si la felicidad depende de otros.

Si la respuesta que nos damos es que hacemos todo lo que hacemos y nos esforzamos como lo hacemos es básicamente para darnos placer a nosotros mismos , si incluso cuando damos placer a otros nos complacemos,  entonces entenderemos la importancia, la seriedad del asunto.

Volvamos al canto. El cantar, en realidad crear belleza de cualquier manera, es en principio un acto de amor hacia nosotros mismos. También es un acto de reconocimiento y aceptación de nuestro ser, de nuestra única manera de ser.

La aceptación es siempre un acto de amor, es siempre una forma de amar y amarnos sin razones ni porqués. Amar seriamente nuestra forma de expresarnos nos valida ante nosotros mismos y ante los otros.

"Porque estoy en este mundo para ser quien soy y aportar de esa manera, mi única manera, a la diversidad que hace bella la vida. Soy belleza porque tengo vida, soy todo lo que debo ser porque soy. "

Y una vez que aprendemos a complacernos a nosotros mismos, ya sea a través del arte, de la sensualidad, de darnos lo que necesitamos para perdurar en la existencia es que aprendemos a amarnos. Cuando aprendemos a amarnos aprendemos a dar y amar también a otros. Cuando aprendemos a pararnos con pié firme en la existencia, cuando reconocemos y expresamos la melodía que vive en nosotros es que podemos entonces acercarnos al ensamble universal, al maravilloso coro de la vida. En completa armonía.

Te propongo aprender y manejar las herramientas del canto, como una seria, clara y absolutamente disfrutable manera de encontrar tu propia armonía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Solo serán admitidos los comentarios que no contengan mensajes ofensivos. Gracias

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.